La lucha es la recompensa

Pienso en la lucha de ida y vuelta, la lucha es la recompensa. Pienso en la posibilidad de competir contra alguien más. Pienso en la claridad mental y esa rara sensación de estar en el momento, no solo vivirlo, sino vivirlo en realidad.

Hubo miles de momentos como este durante mi carrera en el béisbol. Muchas veces perdí la lucha. Esta vez gané. El bateador se ponchó en el siguiente lanzamiento (una bola rápida baja y lejos). Y unas horas más tarde, habíamos logrado la victoria y había terminado una de las mejores actuaciones de mi carrera.

Pero no fue la victoria lo que hizo que valiera la pena. Fue el momento de la lucha.

Poco a poco, he comenzado a ver que estos momentos están a nuestro alrededor. El problema es que el mundo nos dice que debemos concentrarnos en los resultados. La sociedad parece tan obsesionada con “parecer un éxito” que se ha vuelto peligrosamente fácil dejar pasar los momentos de lucha sin aprecio.

El mundo dice que debemos centrarnos en alcanzar nuestros objetivos de ventas, o en perder ese peso extra, o en construir un negocio exitoso, o en lograr el resultado XYZ para que podamos ser elogiados por el logro. Pero la verdadera recompensa se encuentra en los momentos que vienen en el camino hacia esos resultados.

No son los resultados en sí mismos los que hacen que algo valga la pena, es la lucha que se les presenta lo que da sentido a nuestras experiencias. Recuerdo haber golpeado a ese bateador por la lucha que le costó llegar allí. Es el proceso lo que hace que valga la pena recordar el producto.

¿Cuál es la verdadera recompensa?

Para el levantador de pesas, la recompensa no es perder peso ni ganar músculo. La recompensa es la oportunidad de rodear la plancha con las manos y sudar y entrenar. La recompensa es cada momento que elijas para vivir una vida física.

Para el autor, la recompensa es no tener un libro más vendido. La recompensa es el acto de escribir. La recompensa es cada momento en el que luchas para unir palabras y crear una historia que cobre vida propia.

Para el deportista, la recompensa no es ganar un campeonato. La recompensa es la oportunidad de competir y luchar por algo que te importa. La recompensa es cada momento en el que se interpone entre líneas y prueba sus habilidades físicas.

Para el emprendedor, la recompensa no es tener un negocio de un millón de dólares. La recompensa es construir algo de valor donde antes no existía nada. La recompensa es cada momento que elijas para apostar por ti mismo en lugar de jugar a lo seguro.

Para el artista, la recompensa no es mostrar tu trabajo en una galería superior ni escuchar los elogios de los críticos. La recompensa es el acto de crear algo nuevo. La recompensa es cada momento en el que luchas por superar la procrastinación y la resistencia, y luchas por expresar tu visión.

Los efectos secundarios de la lucha

Convertirse en famoso en su campo o ganar dinero o ganar un campeonato, son solo efectos secundarios que no significarían mucho sin la lucha.

La lucha por hacer un trabajo importante es la verdadera recompensa. La oportunidad de competir por algo que te importa. La oportunidad de trabajar duro. El tiempo y el espacio para hacer algo de valor. Luchar por algo significativo, eso es éxito, independientemente del resultado.

Son todas las pequeñas piezas, las optimizaciones y las luchas diarias, las que hacen que valga la pena. Esos actos y esos momentos son el verdadero premio, no el resultado que viene después.

La pelea es la recompensa.

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